Motín iniciado tras el intento de la justicia real de detener a dos hermanos refugiados en una iglesia, vulnerando el derecho sacro de asilo. A la llamada de las campanas de esa y otras iglesias se reunió mucha gente y al grito de “ya no se pagan derechos algunos” atacaron edificios de recaudación de impuestos (la aduana de Genil, la administración general de rentas, la alhóndiga de granos), maltrataron a sus ministros, vociferando “Viva la Virgen y mueran estos perros”, mientras las casas del corregidor y alcalde mayor eran apedreadas. La fuerza de la protesta y la violencia de los tumultuados desbordó a las autoridades locales. La Real Chancillería accedió a retirar los derechos sobre el trigo y se dio orden para reducir el precio del pan. En noviembre la ciudad fue ocupada militarmente y una Junta de Guerra investigó el suceso. Entre los principales implicados hubo numerosos frailes y clérigos, miembros de la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, así como de los gremios urbanos, mercaderes y comerciantes. Hubo más de cien personas procesadas. Se ejecutó a dos hombres, cuyas cabezas se colgaron en las puertas Real y de Elvira. La ciudad solicitaría el perdón real, por haber sido todo “producto de la puerilidad de algunos muchachos que sin dolo causaron alboroto” y para alivio del pueblo extenuado por alojar y alimentar tantas tropas. En marzo de 1749, Fernando VI indultó a 62 presos, pero exceptuó a 51 encausados más huidos en rebeldía.